El microcrédito nace con el propósito de sustituir las prácticas usureras de los prestamistas locales por unos pequeños préstamos accesibles a los pobres.
Su finalidad debe ser la de financiar actividades que generan ingresos: unos ingresos que no solamente servirán para pagar el crédito, sino también permitirán mejorar el negocio y la capacidad de ahorrar de su titular.
Y que se puede observar actualmente:
- Algunas instituciones microfinancieras, IMF, piden a sus gobiernos que eleven la tasa oficial de la usura para poder conceder sus microcréditos con unos intereses cada vez más altos.
- Bajo el término “microcrédito” muchas IMF ofrecen “créditos al consumo”, con lo cual sólo consiguen endeudar cada vez más a los pobres: al no dedicar la inversión a una actividad económica, no se generan nuevos ingresos para hacer frente a la deuda.
- Para ampliar sus carteras rápidamente, y obtener más beneficios, las IMF sobreendeudan a sus clientes, dándoles varios créditos a la vez.
Resultados:
- Existen entidades que dan “microcréditos” con tasas de interés que llegan al 100 % anual e incluso más.
- Los clientes pierden sus escasos bienes, casas, tierras de labor, …e incluso se suicidan al no poder pagar sus deudas y verse muy fuertemente presionados o embargados.
- Por culpa de algunos especuladores, todo el sistema queda desprestigiado y los grandes inversores se retiran.
Últimamente se han producido varias crisis: en Nicaragua, país donde el modelo de microfinanzas estaba muy bien valorado por los inversores internacionales , surgió una crisis con el nacimiento del movimiento “No pago” , otro movimiento similar apareció en la ciudad india de Kolar (estado de Karnataka ). Y últimamente han llegado las alarmantes noticias procedentes del estado de Andhra Pradesh (India), donde numerosos pobres , sobreendeudados e incapaces de poder hacer frente a sus microcréditos, se suicidan. Estas noticias han focalizado la atención mundial sobre las prácticas microfinancieras y estan haciendo tambalear las cotizaciones de la mayor entidad de microfinanzas del país “SKS”, cuya reciente salida a bolsa ya había generado una fuerte polémica.
Es curioso escuchar ahora testimonios de campesinos pobres que ahora prefieren acudir a los prestamistas locales de toda la vida (usureros) antes que pedir un crédito en una entidad microfinanciera.
Todo ello porque unos tiburones han visto en las microfinanzas otra nueva forma de enriquecerse rápidamente.
Los pobres de la base de la pirámide necesitan productos financieros adaptados a sus necesidades: las inversiones en microfinanza no pueden funcionar si no se ponen por delante la ética, la transparencia, la protección del cliente, su educación financiera y unos tipos de interés razonables.
Se ha considerado el microcrédito como una herramienta útil en la lucha para erradicar la pobreza y así debe seguir siéndolo.