Al iniciar una actividad, el emprendedor necesita abrir una cuenta bancaria y contratar una tarjeta de crédito para el uso exclusivo del negocio. Es imprescindible no mezclar las cuentas de la empresa con las personales.
Durante el proceso de apertura de la cuenta, se indican quienes son los titulares de la cuenta: personas físicas (autónomos) o jurídicas (sociedades, comunidades de bienes, …) y se establecen quienes son las personas autorizadas para operar.
Asimismo, el empresario va a tener que solicitar otros servicios y productos financieros específicos tales como una línea de crédito , un seguro, factoring o leasing, descuento comercial, y banca on-line para consultar saldos, realizar pagos, emitir facturas electrónicas, emitir y enviar recibos para su cobro, ordenar transferencias o pagar impuestos.
Los comercios abiertos al público deben contratar un Terminal Punto de Venta (TPV) para así cobrar a los clientes por medio de tarjetas de crédito y débito.
¿Qué banco elegir?
El sistema financiero español atraviesa un periodo de crisis. Durante los últimos años de burbuja inmobiliaria y de bonanza, muchas entidades financieras españolas han realizado una pésima gestión y el sistema se encuentra actualmente en completa reestructuración: conversión de cajas de ahorros en bancos, necesidades de recapitalización, mejora de cuenta de resultados y de imagen.
Esta situación ha provocado una gran escasez de créditos para el público y una subida importante de las comisiones cobradas por los servicios prestados.
Antes de decidir que banco elegir lo primero que se debe hacer es descartar los bancos menos solventes y de peor fama: para ello se puede pedir las opiniones de familiares, amigos o consultar los foros en Internet.
A continuación es preciso examinar las distintas ofertas, especiales para pequeñas empresas, existentes en el mercado. Algunos paquetes combinados de productos pueden presentar buenas prestaciones y condiciones atractivas.
El trato con el cliente dispensado por los empleados del banco ha de tenerse muy en cuenta: resulta agradable trabajar con unos buenos profesionales que asesoran de forma clara y fiable sobre los distintos productos y servicios de la entidad.
Es esencial leer la letra pequeña de folletos publicitarios y contratos, para detectar condiciones de permanencia o cancelaciones por ejemplo, y comprobar los tipos de interés de los productos (Tase Anual Equivalente o TAE), el importe de las comisiones y gastos de administración o gestión, y así evitar futuras sorpresas.
Hay que tener un cuidado especial con las promociones y los regalos que esconden rentabilidades menores u otras obligaciones de contrataciones.
En resumen, el micro empresario ha de valorar la transparencia, la claridad y la veracidad de la información facilitada, así como el trato recibido, unas bases determinantes para entablar una buena y duradera relación de confianza con el banco.