Para ser considerada ambientalmente sostenible una empresa debe reducir e incluso eliminar cualquier perjuicio ecológico que cause.

Desde hace algunos años la ciudadanía, que se preocupa por el medio ambiente y el cambio climático, pide cada vez más responsabilidad a las empresas y por ello no es raro que muchas de ellas se autoproclaman «verdes», aunque realmente no lo sean y solo hagan algunas acciones de lavado de imagen.

Por ejemplo:

• si una empresa genera una gran contaminación de agua, suelo, o aire, y realiza por ejemplo una donación a un proyecto ambiental pero no intenta reducir la contaminación que genera en su actividad principal, esta donación solo es una operación de marketing.
• si una empresa reduce sus emisiones de gases contaminantes en España y realiza actividades muy contaminantes en países menos desarrollados, no se puede considerar como una empresa sostenible preocupada por su huella ambiental.