En el año 2020, la preocupación del público por el cambio climático dejó paso a la preocupación por la pandemia de covid-19 al considerar esta amenaza real, mientras los efectos del cambio climático se atisban pero aun parecían muy lejanos en el tiempo.
En un principio se atribuyó erróneamente un origen medioambiental a dicha pandemia (deforestación, animales salvajes, …). No era la causa pero es cierto que un medioambiente contaminado puede dañar la salud humana.
No se puede subestimar el impacto de la actividad del hombre sobre la naturaleza y su causalidad en la aparición de nuevos elementos patógenos. La degradación de los entornos naturales, de la biodiversidad, del clima, es una consecuencia directa de la búsqueda de beneficios económicos a ultranza de multinacionales y oligarquías.
La eliminación de los entornos naturales
El desarrollo de numerosas infraestructuras, especialmente carreteras, en entornos y selvas vírgenes para facilitar el desarrollo de industrias extractivas, minerías, maderas y agrícolas, están poniendo en contacto animales portadores de numerosos virus desconocidos por el hombre.
Los incendios inducidos de bosques y selvas provocan la huida de animales salvajes que al perder su hábitat natural van acercándose a las ciudades.
La quema de los combustibles fósiles
La quema de los combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón) es la mayor fuente de las emisiones de CO2 y partículas en la atmósfera. El incremento de las emisiones, año tras año, se debe al ascenso imparable del número de habitantes a nivel mundial, a un consumismo desorbitado y unas políticas que solamente buscan incrementar el producto interior bruto (PIB) de los países, obviando los limites de los recursos naturales del planeta y su deterioro ambiental.
El aumento global de las temperaturas es un motivo por el cual enfermedades anteriormente circunscritas a regiones tropicales están migrando hacia otros países. En el sur de la Unión Europea se ha detectado la presencia de mosquitos transmisores de enfermedades como el dengue, el zika, el virus del Nilo o la fiebre chikungunya.
Por otro lado, el deshielo de las zonas antárticas hace temer a los científicos que unos antiguos virus totalmente desconocidos salgan al descubierto de tierras hasta ahora heladas.
Globalización y comercio internacional
No solamente el comercio mundial por mares, carreteras y aire produce un 15 % del total de los gases de efecto invernadero emitidos por la acción humana, sino que la circulación de bienes y personas por todo el planeta de forma desenfrenada produce una facilidad enorme para que virus y enfermedades viajen y contagien a un gran número de personas de todo el planeta en un tiempo récord.
Las macro-ciudades
El éxodo de los ciudadanos del campo hacia las grandes urbes ha provocado el surgimiento de “macro-ciudades” donde se concentra una gran contaminación atmosférica producida por un intenso tráfico rodado y los sistemas de calefacción. El alto nivel de partículas contaminantes en el aire es responsable de enfermedades pulmonares contraídas por los habitantes de estas ciudades, unas enfermedades que merman las defensas de las personas.
Los efectos del calentamiento global sobre este tipo de hábitat humano puede llegar a ser muy superior a otros tipos de ciudades más ecológicas y acogedoras con poco trafico rodado y amplias zonas verdes o agrícolas donde se respira un aire más sano.
Frenar el desastre ambiental
El bienestar de los habitantes de este planeta depende del equilibrio de los ecosistemas y la lucha para frenar la contaminación debe seguir siendo una prioridad máxima.
Modificar nuestros hábitos de vida y de consumo también es imprescindible para frenar la catástrofe ambiental en curso que ya ha provocado la desaparición de muchas especies.
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