Steam rises from the cooling towers of the coal power plant of RWE, one of Europe’s biggest electricity and gas companies in Niederaussem, Germany, on Mar. 3, 2016. Wolfgang Rattay—Reuters
Las emisiones de CO2
Las emisiones de CO2 vertidas en la atmósfera terrestre proceden de forma natural por las erupciones volcánicas, los incendios forestales(1) y en cierta medida por la actividad humana que desde la revolución industrial ha basado toda su economía en la energía producida por los combustibles fósiles: carbón, petróleo y gas.
Gracias a esta energía de fácil obtención, disfrutamos de una vida muy cómoda con multitudes de máquinas que nos facilitan la realización de un sinfín de tareas anteriormente impensables.
¿Es solo el CO2 responsable del aumento de las temperaturas?
El CO2 es un gas de efecto invernadero que se acumula en la atmósfera y tarda miles de años en desaparecer. El IPCC considera que el calentamiento global observado actualmente en la Tierra se debe principalmente a las gigantescas cantidad de CO2 emitidas que se deben a la actividad humana y van aumentando año tras año.
Es imposible saber con exactitud si el cambio climático se debe solamente a las emisiones de CO2 porque el clima de la tierra depende de múltiples factores y el diseño de modelos es muy complejo, pero el aumento del CO2 no deja de ser un parámetro a considerar.
Algunos científicos presentan otras hipótesis sobre el aumento de la temperatura global, siendo el vapor de agua un gas de efecto invernadero a tener en cuenta, las erupciones solares, las deforestaciones masivas, etc.
Actualmente las consecuencias del calentamiento de la Tierra se dejan sentir y un 93% de los ciudadanos europeos considera que el cambio climático es un problema grave y el 79 % un problema muy grave (datos 2019).
Hace años que el IPCC alerta sobre la necesidad de frenar las emisiones de CO2, y desde hace algunos años los gobiernos han optado por el desarrollo de energías alternativas, las cuales presentan aspectos positivos pero que difícilmente van a poder sustituir a las fósiles, especialmente el petróleo.
La limitación de la emisiones de los gases de efecto invernadero (GEI) ha sido y sigue siendo un tema recurrente en las reuniones anuales de las Conferencias de las Partes (COPs) auspiciadas por Naciones Unidas, en las cuales nunca se ha conseguido acordar unos objetivos vinculantes. Es imposible porque limitar el uso de las energías fósiles va en contra del PIB y de la globalización.
Por otra parte, solo unos pocos países son responsables de la mayor parte de las emisiones y muchos en vía de desarrollo consideran injusto que les tengan que limitar su progreso económico. Se sabe que el grado de desarrollo de un país, su PIB, aumenta en la misma proporción que su consumo energético.
De entre todas las conferencias celebradas solamente se podrían destacar las de los años 1997 y 2015:
- 1997: el acuerdo del Protocolo de Kioto (1997) estableció el sistema del «mercado del carbono» entre países. Fue una medida en principio positiva pero que ha sido utilizada a veces de manera tramposa.
- 2015: el Acuerdo de Paris donde se insta a conseguir que la temperatura media global a finales del siglo, no supere un aumento de 2º con respecto a la temperatura media anterior a la revolución industrial (1850) . Ya en 2023, se duda de que se pueda lograr este reto.
Las emisiones de CO2 por sector de actividad:
Las energías alternativas
Las energías alternativas necesitan unas inversiones elevadas, y sus rendimientos energéticos no son muy elevados.
Ninguna energía alternativa carece de inconvenientes:
- solar:
- Dependencia de las horas de sol.
- Si no se conecta la energía producida a la red eléctrica, el uso de baterías para su almacenamiento es posible pero contaminante.
- El rendimiento eléctrico no es elevado.
- eólica:
- dependencia del viento.
- ocupación de grandes extensiones de terrenos
- gran contaminación acústica y peligros para la fauna, especialmente las aves.
- si la energía producida no está conectada a la red eléctrica, se necesitan sistemas de almacenamiento contaminantes.
- hidroeléctrica:
- grandes inversiones iniciales en la construcción de presas
- fuerte impacto en los ecosistemas existentes
- no existen muchos lugares aptos para su implantación
- es una energía limpia y siempre disponible aunque el mayor problema de suministro podría surgir de sequías.
- geotérmica:
- no se puede instalar en cualquier terreno y podría contaminar aguas subterráneas aunque se considera como una de las energías más limpias y siempre disponible.
- nuclear:
- esta producción de energía no produce CO2, es constante y tiene unos rendimientos muy altos. Sin embargo crea mucha polémica al ser considerada como muy peligrosa por accidentes (Chernobyl, Fukushima), por sus desechos altamente radioactivos y por ser un posible objetivo de ataques terroristas.
- se tardan años en construir una central nuclear (más de 10) y la inversión es muy elevada.
- a futuro podrían surgir problemas de agotamiento del uranio.
- biocombustibles:
- la producción de biocombustibles puede ser válida a nivel local utilizando desechos forestales o agrícolas pero la obtención de grandes volúmenes de biocarburantes se haría a costa de deforestaciones masivas, perdidas de tierras agrícolas para consumo y también producción de GEI por los procesos de producción y el uso de fertilizantes nitrogenados en los cultivos.
- hidrógeno:
- el hidrógeno verde, el que no utiliza energía de procedencia fósil para su obtención, podría ser una solución para la automoción a medio/largo plazo debido a la necesidad de conseguir una capacidad de producción de energía limpia muy elevada actualmente inexistente.
- fusión nuclear:
- este proceso muy potente no estará disponible hasta dentro de unos 30 o 40 años por lo menos.
MEDIDAS
Otro motivo importante por el cual se deben buscar alternativas a las energías fósiles es el agotamiento de los yacimientos de petróleo, gas y carbón. El pico de extracción mundial de petróleo convencional ocurrió en el año 2008 y del no convencional (roca madre y arenas bituminosas) en 2019. Resulta cada vez más costoso y dificultoso encontrar nuevos yacimientos y obtener el combustible de los yacimientos actualmente en explotación.
Al ritmo actual de la demanda, se evalúa que el petróleo se agotará en unos 50 años y el gas en unos 70. Las reservas de carbón, el combustible más contaminante, podrían durar 200 o más años.
Para sustituir las energías fósiles por otras limpias se necesitan fuertes inversiones y las decisiones políticas a menudo están influenciadas por los grandes poderes económicos.
Una de las grandes apuestas actual es el coche eléctrico pero esta solución tampoco resulta exenta de inconvenientes, no siendo tan neutral en emisiones de CO2 y en contaminación tal como lo aseguran.
Algunas propuestas para reducir el uso de combustibles fósiles:
- capturar el carbono emitidos por las industrias en el lugar de emisión y enterrarlo (de momento unas técnicas costosas y en fase de pruebas).
- reducir el uso del carbón. La guerra de Ucrania, con establecimiento de sanciones sobre petróleo y gas, ha intensificado el uso del carbón en las centrales eléctricas de Europa,
- reforestar los espacios naturales o aforestar,
- mejorar el aislamiento térmico y los sistemas de calefacción de los edificios antiguos,
- establecer normas para construcciones de nuevos edificios (bioarquitectura),
- ampliar espacios verdes en las ciudades, instalar huertos urbanos, tejados verdes,
- reducir el número de viajes largos en avión y no realizar vuelos cortos si existen otras posibilidades (ferrocarril),
- adquirir vehículos pequeños de bajo consumo,
- utilizar coches compartidos para ir al trabajo,
- fomentar el uso de transportes públicos mejorando las redes, las flotas y haciéndolos atractivos
- fomentar la compra de productos en los comercios locales (alimentación, ropa, …),
- comprar electrodomésticos energéticamente eficientes,
- consumir menos en general y reciclar (regla de las 3Rs),
- no invertir en compañías que no respetan el medioambiente,
- elegir una entidad financiera «sostenible» que actué con principios medioambientales en sus inversiones,
- fomentar el uso de la bicicleta y el hábito de caminar,
- consumir menos carne roja (el ganado es responsable del 17% de las emisiones de metano, un gas de efecto invernadero muy potente. (ver: CO2 equivalente) pero no prohibirlo.
La actuación de los gobiernos
Para paliar las emisiones se están adoptando unas soluciones absolutamente aventuradas de geoingeniería, consistentes por ejemplo en lanzar sulfatos en la atmósfera o partículas reflectantes en la estratosfera (¿dióxido de azufre, óxido de aluminio o carbonato de calcio?) con el fin de reflejar los rayos del sol hacia el espacio exterior. Y otros muchos proyectos están en estudio cada cual más peligroso para la humanidad y la biodiversidad.
Por otra parte, los ciudadanos empiezan a temer la implantación de medidas autoritarias y una progresiva pérdida de libertades: ciudades 15 minutos, prohibiciones para circular en coche, identificación digital, incremento de sistemas de vigilancia (drones, cámaras ).
Los gobiernos deberían reflexionar sobre estos tipos de medidas coercitivas tan antidemocráticas y consultar a los ciudadanos y acordar con ellos cuales son las mejores medidas a implantar.
(1) muchos incendios forestales son provocados por la acción humana con el fin de obtener suelo para uso agrícola (Brasil, Indonesia, …).
Ver: